56 ·
Mujer ·
Hetero ·
Sevilla
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Interesada en entablar amistad con hombres de edad a partir de 50/55 años.
Hace años que no andaba por aquí. Suelo entrar poco, responderé siempre, poco dada a poner foto en ésta página ya que no se pueden eliminar.
Mujer honesta, muy educada, selectiva en el trato y conversación, aceptaré hablar fuera de esta página cuando sienta afinidad con alguien.
No me gusta hablar de mi vida profesional, se pueden tener conversaciones interesantes.
Me atraen hombres espirituales, que crean en Dios, que sean valientes en reconocerlo.
No quiero hablar con hombres casados ni que busquen sólo relaciones esporádicas, no me interesa.
Soy intuitiva y sé reconocer sólo chateando, quién vale la pena para mí.
Me considero una mujer con valores y pido lo mismo a cambio.
No exijo nada, ni que me hablen a diario. Aquí se entra para conocer , chatear, no tener exclusividad.
Háblame si estás interesado en tener una amiga en el tiempo. Háblame si te sientes sólo. Háblame con honestidad de cómo te sientes, qué te preocupa, qué te llena en tu vida.
🌿 ¿Qué me enseña la soledad? 🌿
1. Sobre mí mismo/a
Que puedo ser mi propia compañía.
Que no necesito completarme a través de otros.
Que muchas veces me evito más de lo que me cuido.
Que mi valor no depende de la atención que recibo, sino del amor que me doy.
Que mis pensamientos pueden ser refugio… o prisión.
Que el silencio no es vacío, sino espacio fértil.
Que la plenitud no siempre hace ruido, pero sí deja huella.
Que el ritmo de la vida no es el de afuera, sino el que nace desde dentro.
Que en la pausa florece lo que la prisa impide ver.
Que la vida es más sencilla cuando dejo de resistirme a lo que es.
Que no se trata de cuántos me rodean, sino de cuántos me ven de verdad.
Que la calidad de mis vínculos depende de la profundidad del vínculo conmigo.
Que amar no es necesitar, sino compartir presencia.
Que muchas relaciones se sostienen por miedo a estar solo, no por amor.
Que la verdadera conexión surge cuando no busco que el otro me llene, sino que me encuentre.
La soledad me enseña a habitarme,
a aceptar la vida sin adornos,
y a ver a los demás no como salvación,
sino como compañeros de camino.