Only those chosen by the dream

  Flying houhou, 20

Le dijeron mil y una veces lo equivocado que estaba, lo mucho que tenía que madurar como individuo, que sus propósitos y anhelos más profundos no eran sino una suerte de capricho tonto y pasajero como la rabieta de un niño que por falta de experiencia no sabe lo que quiere y que se daría muchas ostias pensando y actuando en la vida siguiendo fielmente esos ideales. Le intentaron comer el coco, desde pequeño, desde que apenas levantaba un palmo del suelo de que ser diferente en la vida era algo por denotación negativo y que el camino a la felicidad más directo era la senda de la mediocridad emocional. Al parecer el destino de todo clavo rebelde es ser apuntalado de nuevo a la dichosa tabla, le guste o no. Lo trataron de parar con todos los medios de los que una sociedad cruel, corrupta y desalmada en una podredumbre de neoliberalismo y decadencia moral como en la que algunos vivimos pudo disponer, trampas y venenos letales para un alma lo suficientemente inocente para abrir sus poros a la ponzoña residual flotando por doquier. Mas resulto ser insuficiente. Ahora lo ven por los pasillos. Andando como un joven más entre la multitud. Como un día otro cualquiera. Pero hoy algo diferente rezuma en el ambiente. Nadie salvo él puede verlo. Y sonríe satisfecho por ello, por como irónicamente los realmente ciegos eran aquellos que durante años le tildaron de idealista, de romántico sin remedio, pardillo, loco o simplemente rarito. Nadie ha sido tampoco testigo de una metamorfosis anunciada. Pero da igual que nadie llegue a saberlo jamás. A él por lo menos no le importa. Hay temas con los que uno no se puede permitir margen alguno de error de ser posible. Y él, que se ha dado tantas ostias no solo ha sacado cicatrices, algunas imborrables de ellas sino también una experiencia que es lo que le permite ver más allá, justo en el límite donde viene a conformarse el borde del espejo. Por ello ya no tiene dudas, sabe que está en lo cierto. Y que nadie, jamás de los jamases le va a arrebatar esa razón que por azar de la recombinación genética en el momento de la concepción o por destino alguien ha querido otorgarle desde el mismo principio. Y es justo entonces cuando el simple él se convierte en el elegido para cumplir la profecía de su propia Causalidad. El y nadie más. Un paso adelante, un eslabón de la cadena más que conecta con el verdadero significado del misterio de la divinidad.