Poesía Sevilla  24 jul 2020

La buena promesa solo se hace una vez

Porque quizás si se trata del momento adecuado encontrarás en lo remoto un vestigio de verdadera fé, por vez primera, quizás.

Porque si albergas cierta fé en lo ensoñado/esbozado por tan largo tiempo deberías ser capaz de percibirla, su presencia, en algún lugar entre las corrientes del aire que recorren, incluso, esta ciudad.

Porque si realmente es fervor lo que su primigenia figura parece inspirar, ¿qué sentido tiene alzarse en arma renegada y obscura en contra suya y a la vez de uno mismo cuando la misma Lógica es la que hace sumirnos en profunda contemplación de tan inexplicable belleza del Fantasma?

El dulce y emotivo sonido del metal de espada y cuchilla vil cuando caen rendidas en el suelo por sus dueños al unísono para festejar el venir de una insospechada Armonía.

Esperando en semicírculo, en algún enclave inespecífico de esta realidad, prometemos ciertas formas de paz y tregua interior ante Ella con la esperanza y el intenso deseo de que consumado el pacto estemos más cerca de poder volver a verla.

Tal vez no esperamos otra cosa sino escuchar ciertas Verdades que solo el más afable de los espectros pudiera confirmar.

¿Acaso no fue es todo lo anterior un mal sueño, un prematuro en vida entierro necesario de amargos contrastes para entender toda aquellos Sentidos y trazas de belleza lejanas que se ocultan eternamente, encriptadas, en segundo plano?

Quiero renunciar al posible caos engendrado por mi espada siempre inquieta.

Permite que la elocuencia de tu gesto dote del impulso necesario a mi bienitencionada promesa, Yumi.



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