Coronavirus Sevilla  16 may 2020

«Interpaisajes», una exposición virtual en Sevilla

«Interpaisajes» es una exposición virtual que surge de la colaboración entre la galería sevillana de arte contemporáneo Galería Zunino, dirigida por Anabel Zunino, y la galería malagueña Eldevenir Art Gallery, dirigida por María Rosa Jurado. En esta muestra colectiva, hemos reunido a 17 artistas en torno a un elemento común: el paisaje, su representación y los diferentes matices que cada artista introduce en sus obras. La muestra se incluye entre los contenidos que el Ayuntamiento de Sevilla ofrece en www.sevilla.org para estar en casa por la Covid-19.

Como afirma Guillermo Amaya en el texto que intruduce la exposición, «el paisaje es el retrato [en el amplio sentido de la palabra] de la relación del ser humano con la naturaleza. En esta relación se mezclan diferentes elementos: elemento sensible [aludiendo a lo sensorial, a los sentidos], elemento cognitivo [refiriendo la razón y la estética] y elemento afectivo [lo emocional que emana de lo empírico, de la experiencia]. En resumidas cuentas, estos elementos conformarían la percepción, como algo complejo que va más allá de una cuestión sensorial. Para los griegos la palabra percepción se podría traducir por “recogida”, en el sentido de tomar o reclamar algo. Y en latín, percipio hace alusión a “tomar posesión de”. Es decir, para que se lleve a cabo un acto perceptivo no sólo tendría que darse un elemento sensorial [algo que es captado a través de los sentidos], sino que también tendría que darse un elemento cognitivo e, inevitablemente, un elemento emocional ligado a la experiencia subjetiva».

Claudia Ihrek, mediante el collage fotográfico, trata la fragmentación del paisaje a través de la memoria, un trabajo mediante el que se representa el orden inconexo en el que se registran recuerdos [y por tanto los paisajes] en la memoria.

José Luis Moreno contempla la deformación del paisaje a través de la memoria. En este caso, mediante el deterioro accidental de la fotografía, se encarna el desgaste que provoca el paso del tiempo en los paisajes que habitan en el recuerdo.

Para Alba Cortés es imprescindible imprimar el paisaje con esa carga emocional, hacer que la pintura patente la experiencia única y subjetiva que se percibió al contemplar un paisaje pretérito. En otra palabras, Cortés otorga a la pintura la responsabilidad de atestiguar los matices que emanan de la propia experiencia vivida. Mientras que Rafael Jiménez se ocupa de la memoria colectiva o social a través de la deformación de obras icónicas de la historia del arte.

Fernando Bayona elabora un registro fotográfico, exponiendo un paisaje sumergido en la historia olvidada de las personas que pasaron por los campos de concentración de Sachsenhausen, Ravensbrück y Fürstenberg. Por otra parte, María Luisa Beneytez muestra paisajes urbanos que nos llevan a ciudades californianas como San Francisco o Los Ángeles. No son unos paisajes fortuitos, tampoco son paisajes fidedignos a la realidad que en estas ciudades se puede observar. Beneytez altera el color de algunos elementos con la clara intención de «feminizar» una afición tan popular como masculina de las ciudades a las que se alude. Para Jonathan Notario, sin embargo, el paisaje está más que presente, siendo el protagonista en la mayoría de ocasiones.

De lo onírico es de donde bebe Óscar Ortiz. Mientras que para Juan de la Rica, el paisaje no sólo tiene un valor representativo [o al menos en cuanto a lo representado se refiere]. Si el paisaje es el retrato de la relación del ser humano y su entorno [ya sea un entorno natural o urbano], es esencial el carácter subjetivo de las emociones experimentadas en dicho entorno. En los retratos-paisajes de Bea Sánchez, a través del formato del díptico y con una narrativa poética, se muestra la «contradicción» entre el ser humano y su entorno, y en los trabajos de Sofía González se muestra la relación vigente del ser humano y la naturaleza a través de paisajes actuales.

En el caso de Juanma Moreno Sánchez la presencia del paisaje es tan casual como imprescindible, y «Our men in Tahiti» es el proyecto de Simón Zabell, inspirado por la novela de Robert Louis Stevenson, «Bajamar» [«The Ebb Tide») y mediante el que investiga la historia del colonialismo en el Pacífico Sur.

En la obra de José Luis Puche se da el fenómeno de la levedad, Miguel Scheroff ofrece obras que tratan la cruda realidad del ser humano a través de rostros o cuerpos totalmente descarnados. Si bien el trabajo de Jesús Zurita rehúye la reducción a lo simbólico de las figuras y las naturalezas, y con la pieza de Antonio Rico se reúnen muchas cuestiones que ya han sido tratadas, todas concentradas en un solo concepto: la síntesis de la materia como la relación principal del ser humano con la naturaleza.



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