Vivir contigo o sin mí

Las fuerzas ya no dan mas de si, mas la ilusión desaparece de la misma forma que se desvanece la luz tras la puesta de sol.

No se si mis infulas de crear, de vivir, de soñar y de sentir son las que me ahogan por no cumplir mis espectativas, o es que es imposible vivir del arte en pleno siglo XXI.

Me equivoqué, quizá, de siglo. Tal vez me equivoqué con la familia, los amigos, con mis pensamientos, siempre volando en busca de la plenitud de los sentimientos o de la belleza del arte. Quizá fui yo mismo quien quedó subyugado por esas ínfulas de libertad de expresión artistica.
Lo cierto es que aquí estoy; solo y comiendome la sordera que produce esta soledad aplastante y maldita.

No deseo vivir así. Mi vida debe ser algo mas que comer y dormir con permiso de otros. Vivir debe ser compartir; vivencias, horas muertas de copas robadas al tiempo junto a quien comparte contigo sabor o color, deseos incontrolados de gozar a traves de ti y de otro. Vivir ha de ser vibrar, sentir, reir o llorar.
Yo ya ni siquiera llorar puedo.
Me siento muerto viviente, aunque de viviente no me quede mas que la palabra.

La palabra...
es lo único que me queda. Una palabra estéril, obsoleta, muerta también no solo por decir las vagedades que me salen como último hálito de supervivencia, sino como las digo; una forma de hablar mas cercana al siglo XIX que a nuestros días.

Quizá me equivocara. En lo que soy, en como lo soy y en la forma que dejo ver lo que soy. Pero soy yo, esto que me envuelve y me aprisiona soy yo. Ni lo elegí ni lo busqué. Mi esencia está en mis palabras. Mas allá no busques porque no hay nada.
Mas allá de mis palabras no hay mas que vacío.

Aire.
Aire que viene y va con ensoñaciones de historias que no son mias. Aire con esencia de vainilla que quizá embauque mas que alimente.
Aire que azota rincones mustios en busca de historias nuevas.
Quizá yo solo sea aire y mi frustración es creerme vida.

(C) Fran Bretones