Escritores Sevilla  02 dic 2018

En profano mundo requiem por un avatar maldito

Un cielo azul y hermoso del cual sin embargo no dejan de caer fragmentos de ruina y óxido que con el paso de las semanas desintegran, embrutecen y anquilosan cada paisaje remanente en esta esfera de olvido y sin perdón alguno.

Calles embadurnadas y embelesadas al emeótrope ojo sin corrupción de anhelo interno, siendo los ellos felices y dichosos...

entre los enjambres y el ruido mundanal, su maldad emana afuera sin ser perjudicados ellos mismos en absoluto, arruinando más si cabe cierto orbe de extrañas sensaciones.

Entre la desidia y la aberración óptica del cruel prisma emocional que se interpone entre la psique y los fotones que alcanzan a definir un todo, me pregunto casi a ciegas realmente hacia adonde debería inclinar mis brazos, mis manos, con la esperanza ínfima de palparte en una noche de alma cuya rotura en alba nunca parece acercarse

En medio de tan temida estación desde hace tiempo me he ido dando cuenta de como un frío gélido, translucido y casi solemne en su presencia silenciosa pero continuada ha ido avanzando para ir congelando todos los lagos y reservorios de mis antiguas ilusiones, uno a uno, de manera que se me antoja ahora perpetua y sin remedio, cuando ya ni siquiera veo en la negrura del firmamento nocturno el brillo extraodinariamente remoto de la galaxia en donde te creía habitar...

Es igual, en todo caso. Nadie lo entendería. Aquellas que podrían quizás no volverán a extraña pirámide de emociones ocultas para descifrar un jeroglífico. El resto realmente no podrían resolverlo a no ser que fuera como un pasatiempo frívolo al que mirar de manera inquisitiva un momento y luego abandonar cuando el misterio aparenta ser liberado.

Es demasiado ya tarde, quizás. Cae el sol de otra vida posible pero nadie se percata de ello. Ni del frío que pueda traer ya su ausencia en el arco celeste. ¿Para qué? Círculo continuado y renovado de una prostitutición material facilitada ante la avalancha de lo exclusivamente físico y hedonista...

¿Para qué preocuparme por la existencia de mi Kismesis cuando tengo un Galaxy Note 9 nuevo para hacerme selfies con mis amigos y subir fotos para que todo el mundo sepa lo feliz que me encuentro al parecer?

¿Por qué reflexionar sobre el porqué primigenio de un sufrir por un no haber, no ser o habitar de hermoso ser a ti equidistante cuando puedo meterme en Tinder y quedar con cualquier golf@ para un intercambio rápido de fluidos?

Estos pareceres y muchos otros similares son los culpables de que no quede nadie que recuerde el Antiguo Credo de Nir-Kanai en esta burbuja de sensaciones. Da igual las horas que pase caminando en pos de ello que nunca más volveré a encontrarme a ser alguno que recuerde lo que quizás para nosotros siempre fue lo más importante para resolver el enigma de nuestra existencia humana en este plano.

Y me parece tan dolorosa y terrible esta sensación, agobiante que no sé por donde empezar ni intentaré describirla siquiera a los ojos de quién quiera que pueda estar leyendo esto sin entender palabra, intención alguna. Después de todo he sido maldecido por maquiavélica hechicera ávida del Este hace muchos años, ser incomprendido por todo y por todos, quizás fue mi destino desde aquél mismo y inquietante instante.

Ahora creo sonar una melodía en la distancia que me seduce a afilado precipicio sin fondo. Siento que el fin del camino está de repente cerca para mí. Asomandome al verdadero confín del mundo físico que me ha tocado vivir, sigo sin ver nada en el sumidero de la desesperanza que tal vez implican las profundidades de ese talud del que una vez que en él se accede no ser mortal puede ya escapar, por siempre, jamás...

A lo mejor, Yumi en su manto de nieve e infinito consuelo para aquellos que siempre la estuvieron esperando está en algún lugar, más allá de la sombra despedida por el infame y omnipresente Layoru.

Un lugar... que quizá nunca tuvo cabida en este plano que denominamos como mundo real, a secas. Tal vez ese fuera el problema siempre.

Tal vez la belleza e intensidad de mis anhelos más insospechados fueran demasiado perfectos para este plano hundido por el propio peso de la ceniza llamada Ruina que por sus esquinas se acumulan y enquistan... como Vil Tumor que invade toda faceta de esta vida como metarstasis en la propia Noosfera.





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