Ingenio fue a engendrar ingenua Eugenia de triste Tártaro de Emociones Simuladas
Lo último que nuestros ojos vieron, en la bruma, en la tormenta que nos venía encima,
ahora todo por una desazón de recelo por reloj detenido y un lamento silenciado cubierto
Arded por siempre, arded en la distancia, porque yo ya no soy quién para evitar nada
mientras que nuestras figuras por siglos (in) corruptas en el remoto olvido de un refugio
danzan más allá de este coro de mediocres cantores aunque a nadie importe.
Me producen pena y rechazo, hastío vomitivo quienes por un causal casual
o quizás siempre fuera al revés precisamente
acaben por en la apatía de Proyecto reinante por leer estas líneas
Pena
Por su intento vácuo, hueco e infantil de un pretender que nunca satisfizo a ser alguno
Rechazo
Por sus reitaradas acusaciones e ínfulas, como si conocieran a un avatar de las sombras
Odio
Porque en su indignidad moral se levantan de nuevo, en vez de arder... arder con todo lo demás...
Eugenia. únete a mí esta noche y escapemos por siempre de este cutre reflejo infecto de la verdadera, y hermosa realidad, madre de una nocturnidad de estrellas que sobre el mar profundo de una consciencia adquirida, ciertos necios jamás podrán ver...
Nuestra sangre redimida y desinfecta manando en continuada sinergia por una superficie otrora tan yerma de estímulo, vida alguna...
¿Se te ocurre un hecho, pensamiento, acción o sentimiento más intenso a la par que real en esta Misnia?