Crecimiento personal Sevilla  23 sep 2018

En Desarrollo Personal no todo vale

¿A qué llamamos Desarrollo Personal? ¿Cuándo consideramos que alguien trabaja en el Desarrollo Personal de otras personas?

Ayer, a través de un directo de esos que aparecen en Facebook, escuché a un chico quitarle importancia a la titulación que se pueda tener, es más, añadía que él ni había recogido su título y que no le hacía falta, que tenía no sé cuántas oportunidades de trabajo comprometidas sin necesidad de ello. Incluso llegó a decir que tener un determinado título no te abre ni cierra puertas. Cuando oigo barbaridades de esas yo me pregunto, ¿nadie pasa un filtro, siguiendo algún que otro criterio, de lo que se va a decir? ¿Nadie se cuestiona qué repercusiones puede tener los mensajes que se lanzan, como diría una conocida, “sin anestesia ni na”? El chico se metió de lleno desde el principio en el papel al más puro estilo de los personajes del club de la comedia, algo muy legítimo, claro que sí Pero mensajes como esos, desde mi opinión, no sirven para el desarrollo personal, entre otras, porque eso no es desarrollo personal. Soltar el discurso facilón, basado la mayoría de las veces en los mensajes de los azucarillos de cafetería con esas frases “súper poderosas”, y con diversas notas de humor, permitidme que os diga que eso ni es desarrollo personal ni motivación ni nada. Bueno no, sí es algo, discursos más o menos divertidos para el Club de la Comedia.

Yo le hubiera hecho a ese chico muchas preguntas, sobre todo, de esas “preguntas poderosas” que utilizamos en Coaching, por ejemplo, algunas de las siguientes: en el caso de que hubiera hecho medicina, ¿hasta dónde consideras oportuno ir a recoger tu título si lo que pretendes es trabajar en un hospital?; en el caso de que quisieras ser bombero, ¿tampoco hubieras ido a recoger el título de Bachiller que piden en algunas comunidades autónomas?... Y así con multitud de profesiones, tanto en el ámbito público como privado. Bien es verdad que para hacer lo que él hace, es decir, esas charlas “súper poderosas” llenas de mensajes de esos tan dañinos al más puro estilo de “querer es poder”, para eso no hace falta ninguna titulación, solo tener ciertas habilidades comunicativas y perder la vergüenza para ponerte delante de un aforo a soltar el discurso previamente aprendido y ensayado.

Aquí no voy a entrar en a qué llamamos desarrollo personal, pues habría para escribir largo y tendido, entre otras, porque, con la fiebre que atravesamos sobre la temática, se ha convertido en un constructo complejo de definirlo con precisión, mayormente, ante la gran diversidad de conceptualizaciones según la multitud de autores/as que han escrito al respecto. Lo mismo más adelante escribo algo, quién sabe

Por favor, tengan mucho cuidado cuando alguien os diga que trabaja el Desarrollo Personal. Las repercusiones a veces son contraproducentes con respecto a los objetivos pretendidos. Los/as vendedores/as de humo pueden hacer mucho daño y acercarnos más a la frustración que al desarrollo. Cuidado, se puede poner en juego la salud emocional, tu salud emocional. Ahora bien, si el objetivo es echar un rato de risas, entonces sí puede estar muy bien.

Termino con una de mis citas preferidas, la de Luis Chiozza, médico psicoanalista argentino: “aun admitiendo, que me cuesta, eso de querer es poder, hay que poder querer”. No todo vale.





Yuukei Nahalem La calidad del vendedor es un poco indiferente cuando lo que se vende, en cualquier caso, es humo, emocional, si, pero no deja de ser humo...
23/09/2018
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