No estamos en posesión de la verdad

No estamos en posesión de la verdad, nadie lo está. Tu verdad tal vez no sea la mía, ni la mía tiene por qué ser la tuya, entre otras, porque no creo que tus circunstancias, opiniones, gustos, perspectivas, prejuicios, creencias,… sean las mismas que las mías, ni las mías las mismas que las tuyas. Es más, ni tienen por qué serlo. Tanto tú como yo tenemos el derecho a discrepar y deber de respetar.

Ejercicio práctico: primer paso, reconocer que no estamos en posesión de la verdad; segundo, que podemos estar equivocados; tercero, aprender y practicar la escucha activa; cuarto, saber empatizar con la otra persona después de conocer sus circunstancias; quinto, practicar el diálogo desde la humildad; y sexto, tener siempre en cuenta la importancia de reflexionar sobre nuestros actos y las posibles consecuencias. Y aun así siempre seguiremos teniendo el derecho a equivocarnos y a que nos respeten.

Conclusión: atrévete a equivocarte