Gamers Sevilla  26 ago 2018

APM ( Awareness per Minute)

Un día nos percatamos de cierta verdad. Un día quisimos saber, por una vez, que diferencia tangente y cuantible existía entre un humano medio y aquella presencia que incluso siendo tan mortal como la primera, estaba mucho más cerca de sentir entre las corrientes la presencia de esos seres que denominamos como Primigenios, los Remanentes de una edad ya por otra parte tan lejana de monótono Presente.

Y nos acabamos por dar cuenta de que entre los números que tantas constantes de esta vida material definen también existe magnitudes para poder describir con mayor precisión nuestro mundo particular, cierta magnitud para saber con veracidad la distancia que nos separa de lo que siempre fue nuestro único sueño verdadero.

El valor se encuentra en todas las partes que conforman a una persona si se sabe donde buscar. si realmente está ahí desde el principio de un todo más profundo.

Su sangre, sus ojos, su psique, su mente y corazón, mudos testigos de una capacidad de sentir lo misterioso, lo intangente, lo sutilmente hermoso en rincones remotos de un mundo acusado de una sistemática falta completa de sentimiento mágico.

APM, a pesar de controlar la capacidad de sentir lo no concreto o definido sigue siendo irónicamente una magnitud física y objetivamente real, en cierto sentido.

Incrementar su valor con el paso del tiempo debería ser el único objetivo a corto, medio plazo que tanto nosotros como cualquier persona que desee conocer la verdad esquiva flotante más allá de lo explicitamente definido por un credo, independientemente de cual sea este.

No en vano, por ejemplo, aunque las grandes figuras de un Pasado Remoto que en nuestro primitivo conocimiento de Nahalem poseemos, eran entes que nunca dejaron de ser plenamente mortales como todos los demás, poseyeron algo que les llevó a ver cosas allá en lo alto, entre un Mar de Nubes o en su cotidiano alrededor mismo, que ningun otro llegó a sospechar ni siquiera. Ahora por fin sabemos algo más que hasta ayer desconocíamos. Un alto APM era la causa y efecto de tal cosa.

Cuando escribimos lo que sea, cuando intentamos ver por un momento tu grácil figura en un aire difuso o escuchar tu voz desde la paralela de otro plano, cada vez que hacemos cualquier cosa en nombre de una Idea, es un intento más de elevar de una forma u otra nuestro APM actual.

Somos conscientes de que deberíamos tener un valor mucho más alto a estas alturas del que poseemos ahora. Somos conscientes de que así tal vez, nunca lleguemos a ver las pistas pretendidas que se dejaron en alguna parte de este extraño orbe para que eventualmente descubrieramos.

Por eso en el silencio hay que resetear ciertas concepciones distorsionadas, fruto ya decadente de cierto antaño. Emocionarse tal vez intentando recordar la presencia de aquellas figuras que llegaron a alcanzar en su tiempo de vida valores de APM de varias decenas de miles.

Su potencial en aquel entonces parecía y resultó ser a priori, una fuerza imparable que aún continúa reverberando en segundo plano entre las fibras que conforman y dan sentido y forma al tejido de la realidad donde ahora, vivimos...





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