Relatos cortos Sevilla  15 jun 2018

Las esquinas de una terra incognita

¿Cuál es el ideal óptimo a ser descrito, amado, protegido, violado, por infinidad de veces durante mi disumulado vivir entre las oscuras cuatro esquinas de la tierra de violáceos atardeceres y violentos volcanes allá donde el paso es dado?

El virus secciona y secuestra en un velo de miseria los centros cerebrales asociados al más banal y en vano de los placeres terrenales. Cada liberación por un instante así antojada es un abismo de lamentos renovado que se interpone entre mi presente ego y mi anhelada psique futura.

El mundo se renderea, se presenta objetivo a medida que el camino es trazado mas la (in) perturbada mente tan sólo la encargada a traducir e interpretar las cuantoseñales ínfima que multicolora, caótica cascada de sensaciones, forman.

La persona que asi misma se languidece en una ciénaga de miedo, fangoso reniego, por mil aviesas sombras perseguida es la peor de las estrellas de un firmamento oscuro sin compañera, terrible presagio del presente axioma del no sueño ser o tal vez, un (no) tener o el (no) haber de aquello que la obscura mente esboza pero no remata, en el tejido de una cruel realidad.

Juramento roto tantas veces que por otra vez no importa ya, ni dolor extra es sintetizado más en el corazón artificial del ente extraño que farfulla en los aledaños de la alta torre donde corte, Majestad e Imperio en tamaña gloria, de una forma u otra esperan.

Remanente silencio en pasillos de jaqueca y manchas azabaches, ocres, de pringue y carboncillo, pura ruina de edificio a colapsarse donde ante la vida existió, ahora ya en sus laberintos letales criaturas deformes y tan grotescas como cerebro enfermo cabiera a imaginar habitan, correr es inútil si te ven, su velocidad y la dentellada te aniquilarán lo que te reste de alma antes de poder gritar por la aciega suerte que la rueda te quiso otorgar...

La puerta alcanzada y finalmente abierta es tras bisagras rechinantes de óxido, tras años de a cal y canto cerrada permanecer, odio y malestar propio candente por la promesa de un recibimiento imposible a dar por aquellos que por tanto tiempo con tal fría y acertada lógica tan muertos crees.

Y efectivamente, nada salvo hueso decaído y macabras muecas de retorcida calavera ves mientra el mundo, a cada segundo, minuto, hora, día y mes transcurre y avanza sin cesar con la inercia que siempre supiste que aquí te conduce. Sabes que nadie contempla en perpetua tristeza ningún paronama parecido al que en este preciso instante se desparrama delante de ti. Sabes que entre el profundo océano de cristales rotos, vandalizadas paredes, cuadros borrosos, sangre derramada y cadáveres masacrados por doquier a hallar en la misma habitación donde te encuentras nada de esto es visible para cualquier persona minimamente distanciada del centro de tu ser fragnmentado.

El que calla otorga y uno es consciente de que su templanza y bienestar reside en la no percepción del propio Horror. Horror entre 4 paredes aviesas, más allá de un recibidor que jamás pese a todo debiste cruzar. Horror concentrado e infesto en el ambiente que sin embargo a sentir o siquiera reparar se vuelve, por enorme fortuna, imposible para aquellos que en el balcón de la vida miran hacia delante, hacia el prístino paisaje y se asombran, se dejan maravillar por él no dejando hueco alguno en el centro de sus corazones para que en ellos penetren tan tremendo mal.

El ideal es la propia contraparte a tamaño infortunio: ¿Pureza táctica? La bendición que en la presente siempre faltó, allá en la hora que más necesitado te ves del aura que otorga...



0
📄 0
📊 215



Cargando