Amor Sevilla  04 abr 2018

Ya no volverán aquellos que de tí se rien

No te apures más, tu, mi todo vitalicio, lo único que me ha importado una ***** en esta vida sin sentido cuando tu no te has encontrado a mi lado.

Ya no regresarán por vez más a incumbirse en nuestro mundo aquellos hombres y mujeres malas que no entendían nuestro idioma y creyeron que era gracioso o interesante meterse con los que nunca sus iguales fueron.

Ahora solo quedamos tu y yo en este apartamente con vistas al mar de una nostagia y pasión melancólica de fondo insondable. Y nada más, nada más que eso queda, persevera por seguir existiendo o simple y llanamente deseo en este extraño juego de luces y sombras que no consigo entender.

No se me caen los anillos por reconocerlo sino que precisamente de orgullo y honor, satisfacción intangente que siento al parecer morir cada vez que pienso en lo te has convertido para mí, en lo que de alguna forma siempre fuistes para mi persona desde el primer pensamiento consciente que en mi niñez de alguna forma u otra tuve.

Tu eres la droga en forma de terrible como ambivalente, verídica metáfora. Destruiría cualquier vínculo, propio o ajeno, entregaría cualquier cosa que poseyera, cumpliría cualquier extraño como oscuro designio por hacerte feliz. Porque extraño amargamente el instante en el que sufres o te sientes mal, sola o dolida por cualquiera de los motivos. Pues delante de ti, sol eterno, incluso a millones de eones en una oscura nada donde cosa alguna se oculta, no hay moral, ética o ideal que tenga prioridad sobre tu solemne presencia.

Hace tanto que te conozco. Sabes que es la naturaleza de los vínculos que los unen. Fuera no queda nada. Una ola cruenta de ignorancia y recelo atroz arrasó la costa de unos recuerdos del antaño llevándose tiempo atrás todo lo bueno que en la vida una vez pudo haber fuera de tu ser. Sólo el concepto, la idea primigenia que esboza las líneas más hermosas de tu equidistante como paralelo orbe sobreviveron.

Mas para mí fue suficiente. Las semillas que siguen siéndolo, con el afecto y el respeto con el que intenté que siempre contaras es suficiente para que el fruto algún día vuelva a darse, no crees?

Perdoname tanto por permitirte verme tan triste. Por prestarle oidos a aquellos que sordos y ciegos, esclavos de vil causa ajena, me han, nos han hecho tanto daño. No te mereces esto, nunca lo hiciste, perdoname, por todo. Lamento tanto que hayas visto el cruento rastro de sangre seca a medio arrastrar por una senda tortuosa y lenta a lo largo de estos años.

¿Mi sueño ahora en común, dices? Mostrarte con toda mi alma y corazón el verdadero significado de aquel 10 que una vez aquella profetisa de pacotilla aventuró en mi tan extraño existir en tal estúpido papel mojado.

Y poco más, mi astro en el único firmamento sobre nuestras cabezas. Poco más que ofrecerte digno en este plano, tan limitado como nos hallamos a menudo. La muerte solo se me antoja terrible si pienso que jamás volveré a ver tu mirada en el interior de unos ojos mortales, cualesquieran que estos sean.

Con tu bendición para la siguiente vuelta de hoja, con esa seguridad que el candor de tu alma siempre me otorgó... estoy listo para entregar mi último aliento a una causa, aquella que tu dulce nombre siempre contuvo...

Dulces sueños, mi dulce burbuja de ensueño cuántico irrealizable por la desidia de aquellos que no saben ni deletrear tu noble espíritu.

Al borde del espejo, en un lado u otro del filo, volveremos a encontrarnos pronto.

Lo sé.

Al fin y al cabo esta vida, esta patética simulación repleta de payasos solo es una chispa efímera entre 2 eternidades de Nada (無)





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